6/3/11

Cristianismo gana terreno en el país

Poco a poco, sin hacer mucho ruido, los cristianos le han ido ganando feligreses a la Iglesia católica, la religión dominante en el país. Los jóvenes, dicen los especialistas, son uno de los sectores que más está cambiando de culto. Eder Hernández es uno de los conversos que ha encontrado en el cristianismo una respuesta a sus necesidades espirituales.

Este joven de 25 años acudió a una congregación evangélica porque su mamá casi lo obligó. “La piel se me enchinó cuando vi la forma en que alababan y adoraban al Creador. Eso nunca lo había sentido. Cantan, aplauden. Luego escuché la predicación. Sentí la presencia de Dios”, dice el estudiante de la carrera de Historia.
Eder nació en una familia católica y, a los 16 años, ya formaba parte del coro de la iglesia. “Sólo iba porque me gustaba cantar y tocar la guitarra”, cuenta. Al entrar a la universidad se interesó por la filosofía y luego se declaró ateo. Hoy forma parte de un grupo de alabanza cristiana donde toca la guitarra. “Cuando toco me gusta que sea el punto prendido de las alabanzas, que sean muy rítmicas, con voces altas”.
De la Iglesia católica este joven recuerda sus múltiples rituales rígidos y el sermón del cura que no se podía refutar.
Pero los evangélicos no sólo han ganado feligreses al catolicismo, también son ahora más numerosos en cantidad de ministros de culto.
La Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación tiene registrados, hasta febrero de este año, 21 mil sacerdotes católicos, frente a los 40 mil pastores de las diferentes organizaciones de evangélicos cristianos.
El número de católicos que reciben sacramentos también ha disminuido en los últimos 30 años. El Anuario Estadístico de la Iglesia Católica, editado en el Vaticano, señala que en 1980 se realizaron 378 mil matrimonios en México. En 2008 sólo se casaron por esta religión 310 mil parejas. Además, en 1980 se bautizaron 2.2 millones de mexicanos; 26 mil lo hicieron luego de cumplir cinco años.
En 2008, sólo 1.8 millones de personas recibieron el primer sacramento; 107 mil lo hicieron después de los cinco años.
Los Censos de Población y Vivienda que elabora cada década el Instituto Nacional de Estadística y Geogragía (INEGI) también dan cuenta del declive: en 1990, 89.7% de los mexicanos se declaró católico, en 2000 ese porcentaje se redujo a 88% y en 2010 disminuyó a 83.9%.
En cambio, en 1990, 4.9% de la gente dijo ser protestante o evangélica. Para 2000, este porcentaje subió a 5.2% y en 2010, 7.6% de los mexicanos declaró profesar uno de estos cultos religiosos.
 
Duelo de estrategias
Los católicos, siendo la religión mayoritaria, han salido de los templos en movimientos de laicos para reconquistar a “las ovejas descarriadas”.
Mientras, los evangélicos han recurrido a formas nuevas de predicación, a formación de círculos de apoyo y a una alabanza más alegre a través de música rock, pop, ranchera e incluso a ritmo de salsa.
Las estrategias de las iglesias para ganar adeptos ha tenido que modificarse. Las formas son ahora mucho más sutiles que antes, cuando reinaban las descalificaciones entre cultos.
El antropólogo de las religiones Elio Masferrer Kan asegura que la Iglesia católica no ha logrado una estrategia inteligente para evitar que sus fieles huyan a las filas de otras religiones.
“Los evangélicos tienen propuestas pertinentes para las condiciones de la época que vive México. Su propuesta se encuentra ligada estrechamente al lenguaje musical, pero también a atender el problema del alcoholismo, a dignificar a la mujer, a auxiliar a los jóvenes.
“En resumen, construyen redes de ayuda muta para resolver problemas. Son un movimiento”, afirma el experto.
Manuel Corral, secretario ejecutivo de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), organización que aglutina a todos los obispos del país, reconoce que la Iglesia católica no se ha puesto las pilas para utilizar un lenguaje más emotivo y menos rígido a fin de cautivar a los fieles.
“En el ámbito litúrgico no hemos sabido utilizar las expresiones de los sentimientos”, dice Corral. No obstante, ese acto de contrición, asegura que los fieles desertan del catolicismo por el desconocimiento profundo de la práctica religiosa.
Añade que los grupos minoritarios, como los evangélicos, tienen la posibilidad de tener un contacto más estrecho con sus feligreses, lo que a su vez les permite atender sus necesidades más particulares.
Jorge Traslosheros, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, explica que la Iglesia católica no hace proselitismo como el emprendido por las iglesias cristianas evangélicas. “Desde la jerarquía católica no existe un plan de acción específico para la recuperación de fieles o para evitar su deserción. Lo que sí existe es un protagonismo que han trasladado a los laicos en movimientos eclesiásticos a nivel parroquial”, dice.
Y señala a Focolares, Caballeros de Colón, Escuela Pastoral, Acción Católica, Cadena, Escuadrón, que son apostolados que pretenden llevar la práctica del evangelio a la vida cotidiana de sus fieles.
También dentro de esos movimientos se encuentra el Regnum Christi, brazo laico de los Legionarios de Cristo, cuyo fundador, Marcial Maciel, fallecido en 2008, fue acusado de pederastia. Según los especialistas, además del descrédito por los escándalos sexuales, el Regnum Christi solía hasta hace unos años monopolizar la acción pastoral, por lo que dentro de los grupos eclesiásticos causaba división.
 
De la lucha a la colaboración
En un documento de finales de 2007, producto de la quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, llevada a cabo en Aparecida, Brasil, la jerarquía católica reconoció que no eran las sectas, ni la sociedad moderna, ni mucho menos el relativismo o secularismo lo que había orillado a la pérdida de fieles, sino más bien que el monopolio religioso se encontraba “sin argumentos y sin creatividad”.
Además, ahí se expuso que de cada 100 católicos sólo 25 acudían a misa dominical. Manuel Corral, de la CEM, cuenta que luego de Aparecida se propuso una “Gran Misión” para acercar la fe al mundo.
Fue así como el discurso de los obispos también cambió. Antes de Aparecida descalificaban a las iglesias cristianas evangélicas o de alguna otra denominación para evitar la huida de feligreses.
Les llamaban de manera despectiva sectas. Hoy la Iglesia católica apuesta por el ecumenismo, es decir, por un trabajo de mayor unidad y cooperación entre las religiones de inspiración judeo-cristiana.
“Nacen de nuevo”
Arturo Farela, presidente de la Confraternidad Nacional de las Iglesias Cristianas Evangélicas reconoce este acercamiento en temas muy específicos como la defensa de la vida.
“La jerarquía católica fue cambiando su estrategia, ya no es combativa ni de lucha. De las denostaciones hacia nosotros pasaron a la colaboración”.
No obstante, Farela asegura que la gente que se acerca a los cristianos evangélicos es justo porque no encontró las respuestas a sus problemas actuales, pero tampoco las formas que los cautivaran para quedarse. “Quienes reciben al Espíritu Santo nacen de nuevo, se transforman en el amor, dejan los pecados. Si son alcohólicos, dejan de beber; si son infieles, se vuelven fieles; si son iracundos, se vuelven amorosos. A su vida siempre los acompañan milagros”, dice el pastor.
La Iglesia católica cuenta desde la década de los 60 con el Movimiento de Renovación Carismática, que tiene sus orígenes en la corriente neopentecostal protestante.
Este busca “avivar” la liturgia a través de la alabanza y la adoración, que es acompañada con elementos musicales y signos que expresan la acción del espíritu, así como el fuerte acento en una misión de evangelización hacia sus fieles.
Sin embargo, este movimiento es actualmente poco conocido dentro de la comunidad católica. Hace algunos años era más activo que ahora.
Dentro del movimiento cristiano evangélico existe un grupo muy conocido llamado Semilla de Mostaza, al cual acuden personalidades del mundo del espectáculo como las cantantes Yuri o María del Sol.
“Nos reunimos cada domingo a conocer más de Dios, de Jesucristo, y a responder a su gran amor adorándole. Por eso en cada reunión dedicamos los primeros 25 minutos en cantarle a nuestro Dios, a través de música contemporánea, un poco de rock, un poco de jazz”, refiere en su página de internet Semilla de Mostaza. “También le dedicamos 45 minutos a estudiar la Palabra de Dios, la Biblia. Lo que hemos hecho desde hace algunos años es estudiarla verso por verso, capítulo por capítulo, sin saltarnos nada.
“Cada domingo nos sentimos honrados de recibir personas que por primera vez están con nosotros, ¿Por qué no nos acompañas pronto?”.
Arturo Farela hace notar que más de 50% de los asistentes a las congregaciones son jóvenes menores de 33 años. “Este escenario nos augura un crecimiento y una generación de miles de nacidos dentro del cristianismo”, afirma con una sonrisa.

Fuente:   eluniversal.com.mx

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